Fase de descomposición
En la fase inicial tenemos un material orgá-nico
fresco y sin humificar. Si tiene poca hu-medad
la degradación será lenta o inaprecia-ble.
Si en cambio tiene un exceso de humedad
tenderá a la putrefacción en vez de a la des-composición
aeróbica que caracteriza el
compostaje. Esta degradación con exceso de
humedad facilita la proliferación de bacterias
anaeróbicas y hongos que, además de despren-der
malos olores, convierten la materia orgáni-ca
en un producto no adecuado para el suelo.
De aquí que la mezcla de diferentes frac-ciones
de residuos orgánicos con caracterís-ticas
complementarias sea la clave de un buen
compostaje. Si hay restos húmedos es nece-sario
que esten compensados con otros res-tos
más secos. Pero también hace falta que
haya restos ricos en nitrógeno, ya que la
teoria del compostaje deja claro que un pro-ceso
podrá desarrollarse de manera óptima
si en su inicio se tiene una proporción de
veinticinco partes de carbono por una de ni-trógeno
(25/1). Probablemente, a simple vista
no es sencillo alcanzar esta proporción ópti-ma
nitrógeno-carbono, pero nos acercaremos
mucho si separamos la materia orgánica a
compostar por fracciones. Los restos del jar-dín,
de ramaje triturado o hojarasca seca pue-den
servir para equilibrar el material más
fresco, como restos orgánicos de la cocina,
césped segado, etc.
En la etapa de descomposición se consu-men
los componentes más degradables,
mientras que los biopolímeros más comple-jos,
como la celulosa y la lignina (en el caso
de los vegetales) se transforman parcialmen-te,
convirtiéndose en las moléculas de base
para la construcción de compuestos estables
similares a las sustáncias húmicas del suelo
durante la posterior etapa de maduración.
En esta fase hay una gran liberación de
energía y un fuerte consumo de oxígeno. Al
tratarse de la etapa biológicamente más acti-va,
se han de controlar cuidadosamente las
condiciones de trabajo para evitar problemas
como:
•Temperaturas excesivas. La energía gene-rada
puede elevar excesivamente la tempe-ratura
del material, hasta inhibir o hacer más
lenta la actividad microbiana. El calor tam-bién
puede provocar un secado del material,
con las mismas consecuencias sobre los or-ganismos.
Para evitar todo esto es necesario
ventilar, remover o regar el material conve-nientemente.
• Condiciones anaerobias. Si no se repone el
oxígeno consumido aireando la pila, enton-ces
aparecen las condiciones anaerobias. La
actividad microbiana en esta situación des-prende
menos energía, cosa que hace que la
temperatura no se eleve lo suficiente para
higienizar el material y evitar las semillas de
las malas hierbas. Además, la transformación
de las moléculas es incompleta, y se generan
sustancias volátiles (ácidos grasos de cade-na
corta, aminas, mercaptanos, sulfuros de
hidrógeno, etc.), identificables por los olo-res
desagradables que desprende el montón.
• Pérdidas innecesarias de nitrógeno en for-ma
de amonio (NH 3 ). Durante esta etapa, las
proteínas existentes en los materiales inicia-les
se transforman en formas amoniacales,
que se pueden perder en gran parte según las
condiciones de humedad y temperatura y del
régimen de ventilación establecido. Estas
pérdidas deben evitarse, dado que el NH 3 es
un contaminante y el nitrógeno que contiene
es un nutriente vegetal caro, tanto desde el
punto de vista económico como energético.
La vía más usual para fijar el nitrógeno con-siste
en combinar materiales hasta obtener
mezclas con una relación C/N adecuada y
que minimice las pérdidas, como se ha co-mentado
anteriormente. De todos modos, en
ocasiones esto es difícil o costoso, bien por-que
no se dispone de residuos orgánicos con
relaciones C/N complementarias, bien por-que
alguno de ellos no es un residuo y, por
tanto, tiene un precio.
Fase de maduración
A diferencia de la etapa anterior, en la fase
de maduración no se generan moléculas sen-cillas
sino macromoléculas muy complejas.
Las moléculas de celulosa y lignina más o
menos modificadas se combinan entre ellas
y se enriquecen en nitrógeno al incorporar el
NH 3 producido anteriormente. Estas
macromoléculas se caracterizan por ser muy
refractarias a la descomposición microbiana,
hecho que las convierte en reservas de nitró-geno
a medio o largo plazo.
Al final de la etapa de maduración, una
parte del nitrógeno amoniacal se transforma
en nitrato, un elemento muy interesante, ya
que mejora las características agrícolas del
compost, dado que esta especie química es
la que asimilan las plantas.
La etapa final de la maduración a tempe-ratura
ambiente oscurece el material y ape-nas
produce olor alguno a causa de las trans-formaciones
que ha sufrido su materia orgá-nica.
También se identifica porque aparecen
lombrices y larvas de escarabajos. Este
compost maduro es muy útil para las plantas
de jardín y para cultivos que no toleran la
materia orgánica en descomposición, como
las judías, las zanahorias, etc. En el compost
maduro se ha producido una concentración
de nutrientes y hay que usarlo con modera-ción.
Por ejemplo, 1 kg de compost maduro
equivale a unos 4-6 kg de compost fresco.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario